29 de diciembre de 2010

Árboles inversos

...............................................................Foto: Aída Acosta

He rescatado de mi poemario inédito "Sudor de un Paisaje", este poema un tanto visionario o profético como me han llegado a comentar. Espero que os guste y os deseo así lo mejor pra el año 2011.



Por la ciudad
por las calles imprecisas
se han abierto en las aceras
árboles inversos,
cuelgan de las alcantarillas
para proclamar su cariño de brazos
a las ancianas ratas y la tierra olvidada.
Abajo renace la tristeza
pero al menos habita un silencio,
porque en la ciudad
el sol diminuto tiene gripe astronómica
y hay bullicio aunque nadie se habla
los pájaros producen sonidos
de locos cristales peleándose.
Quien se ríe satisface una necesidad temprana
de revolución hipócrita
y hasta la lluvia está desgastada.
Arriba donde los antiguos árboles
abrazaban un mundo falto de besos
no pudieron contener su emoción
el día que los niños, capitanes de la selva,
mutilaron su pasión por el cielo.
Ese día, cuando todos dormían
o manipulaban sueños
se produjo la inversión de los árboles,
la soledad de arriba sólo la comprendían
las que iban a ser compañeras de oscuridad
las ratas.
El inventor de la reproducción del autoengaño
creó nuevos árboles de hierro
que se diferenciaban en invierno
de las farolas
porque no daban luz
y hubo un nuevo empleo, el restaurador de hojas.
Desde entonces la ciudad permaneció
inmutable
sólo en las alcantarillas
había un atisbo de esperanza,
quizás algún día los capitanes de la selva
recordarían los lamentos
de los verdaderos árboles.

7 de diciembre de 2010

Don Quijote y el Medio Ambiente
Dedicado a todos aquellos que luchan por causas justas.

Qué tormento este sueño irrefrenable que me despierta toda la ansiedad entre las mantas. Qué significado, qué mensaje me describe el subconsciente. Se buscan quijotes. Quijote. Quijote.
Se avistaba en el horizonte la sierra, imponente Jálama y las Torres con su mágico escuadrón de rocas. Don Quijote y Sancho conocían esta bella imagen de sus andanzas por Extremadura. Esta vez el azar los llevó por la vertiente salmantina, caminaban tranquilos por los robledales cuando de repente don Quijote alarmado y con espanto exclamó:
-Sancho esos monstruos que se levantan erguidos están rompiendo alas a diestro y siniestro. La batalla nos espera.
Sin escuchar a su escudero cabalgó veloz clamando en voz alta:
-No es la primera batalla que libro, esta vez venceré, os venceré monstruos que osáis atentar contra la libertad de la avifauna con vuestros brazos de nieve.
Llegó sin aliento y quiso arremeter contra la eólica pero su lanza no alcanzó las enormes aspas que se levantaban a unos cien metros. Bajó de su caballo y comenzó a tirarles piedras, pero éstas venían con más fuerza sobre su armadura, y él gritaba:
-Cobardes monstruos que me devolvéis las piedras, ¡me las vais a pagar! Os aniquilaré...
Fue así como ingenió una escalera y un añadido para su lanza. Sancho tuvo que realizar el trabajo sin rechistar, pues su amo no estaba de humor.
Cuando el trabajo estuvo acabado don Quijote arrimó la escalera al cuerpo del monstruo y con rapidez ascendió con furia hasta las alturas. Embistió contra los brazos, pero en el movimiento de las aspas la lanza quedó enganchada y don Quijote salió disparado cayendo estrepitosamente contra las rocas. Sancho acudió con lágrimas, sólo conseguía recoger pedazos de la armadura. Su amo yacía cubierto de sangre. Sancho se acercó y mesándole la barba suplicó por su vida. Con un hilillo de voz don Quijote acertó a decir:
-Sancho los monstruos me han vencido, haz de esta batalla una victoria, querido amigo.
En aquel instante el suspiro de la muerte alcanzó su cuerpo, junto a él yacían cigüeñas, águilas, milanos...
Sancho desolado no sabía qué hacer y las palabras de don Quijote resonaban en su cabeza como un martillo. Cubrió el cuerpo de su amo con helechos y prometió volver a por él. Inició su marcha hacia la capital donde intentó buscar ayuda para enterrar a don Quijote, pero cuando exclamaba dicho nombre la administración le cerraba las puertas a golpe de voz: “No se entierra a los locos”.
Mientras, el cadáver de don Quijote era avistado por los buitres, las eólicas giraban y giraban orgullosas de su matanza.
Sancho, hastiado y fatigado decidió buscar ayuda entre la gente de los pueblos circundantes. Con un grupo bastante numeroso inició el rescate de su amo, ya cerca del fatídico lugar la gente quedó anclada en su perplejidad, una nube de buitres merodeaban sobre las aspas y absorbidos por el efecto embudo se precipitaban al suelo. Al llegar allí una alfombra de buitres y otras aves yacían junto a don Quijote.
Con mucha angustia desperté del profundo sueño. Sé que este sueño es un mensaje, pues hoy mientras navegaba por internet buscando trabajo encontré un curioso mensaje que dice: “Se buscan quijotes”.
Quizá sea Sancho buscando un nuevo amo para librar la batalla que don Quijote le encomendó con sus últimas palabras. Sí, tiene que ser él. Y a falta de pan... voy a ponerme en contacto con Sancho, quizá podamos lograr algo pues me da igual que digan que no se entierra a los locos.
¡Allá voy monstruos! ¡Os venceré!


Moraleja, 27-octubre-2010
Aída Acosta

Texto publicado el 3 de diciembre en los siguientes enlaces:

http://www.ciudadrodrigo.net/src/public_ateneo.php

http://www.extremaduraaldia.com/temas/don-quijote-y-el-medio-ambiente/114395.html